funkascript

Ja. Bienvenidos. Esto para Argentina no es nada nuevo. De hecho los filtros de spam yanquis ya bloquean practicamente todo el tráfico de Argentina, Brasil, China, India…

Los yanquis obviamente son los principales productores/consumidores pero la limpieza la van a hacer afuera de casa (les suena?).

Aparentmente uno de los problemas no es la cantidad de spam, sino la falta de vergüenza, regulación o lo que sea. Al parecer, cuando a un ISP yanqui le dicen «che, estamos recibiendo spam de una de tus IPs», el tipo corta el chorro enseguida. En el resto del mundo se hace la vista gorda, se arregla con unos pesos, etc. En el caso de Telefónica de España, los tipos parecen estar ignorando el problema totalmente.

Cualquier parecido…

«El sistema [científico] norteamericano parece fundarse en una premisa: muchos mediocres, con una buena gestión y una metodología rigurosa, pueden ser más efectivos que un genio. Su pragmatismo pone en segundo plano la investigación básica, mide los resultados en patentes y cantidad de papers publicados[…]«

«La industria de la ciencia», en el suplemento Futuro del Página/12 de hoy que, de paso, presenta un perfil un poco menos romántico de nuestro amigo Vannebar Bush.

Desde ayer, visitantes de este sitio pueden ver en el menú bajo «links de hoy» en la home los últimos links que «agregué a Favoritos».

Llegan desde del.icio.us, un sitio abierto a todo el mundo para agregar bookmarks. Cada persona tiene su página propia, dividida en categorías según los keywords usados al agregar una página. Así, puedo ver mi propia carpeta de links sobre CSS, y también una que suma los de todos los usuarios. Y luego ver los links de cualquier otro usuario.

Cada página, cada sección, cada usuario del sitio, cuenta con un feed RSS. Es este feed
lo que me permite sindicarlos en esta misma página. También me permite seguir de cerca con mi lector de noticias lo que me interese, ya sea el linkeo diario de un individuo (como ya ofrecía x.ej. Pilgrim con sus b-links) o tener un panorma sobre «lo que se oye» en un tema que me interese.

Como todas las grandes bases de datos, del.icio.us impresiona. La información
aparece alcanzable, maleable, inspiradora. Ya no es infinita la biblioteca sino
el bibliotecario.

Lo que ha hecho Mariela me vuelve a dar esa impresión como de gran obra, en el sentido literario, me refiero a ese tipo solitario que se pasa un lustro escribiendo una novela… En la mejor tradición hipertextual, esa cosa tan inabarcable, tan que miedo perderme por allí.

Via Engelbart encuentro el GoogleBrowser, para navegación y visualización interactiva de redes, la idea más fenomenal que he visto en los últimos tiempos. Más increíble que TextArc. Levanta la información via related sites de Google. Me hiere profundamente saber que hace un año que esto existe y acabo de enterarme.

Basado el el mismo motor, GoogleSet-Vista, que utiliza el Google Sets como fuente.
Por supuesto, otra papa de todo esto es que los muchachos lo han hecho open source, a diferencia de proyectos similares como InXight, TheBrain, o ThinkMap.

Parece que no es Ted Nelson el único que anda suelto por ahí. El viejo Engelbart también quiere salvar al mundo.

Al parecer, cuando proponía aumentar el intelecto se refería también a la inteligencia colectiva, de las organizaciones y de la sociedad; a innovar las formas de innovación, a plataformas de agentes que faciliten el acceso y la comunicación. Hay una muy interesante entrevista en la revista Switch en la que, como todo gurú de hoy día que se precie, promete la llave del knowledge management.

Como Nelson, Engelbart sostiene que su proyecto fue parido a medias, una revolución sin terminar. Sin embargo, Engelbart tiene una visión un poco más seria y viable al respecto.

Más allá de esto, ¿quien le quita lo bailado?

Mucho se ha escrito sobre lo propio de la web como medio, sobre la necesidad de un nuevo modelo que no sea un refrito de los medios anteriores (así como en sus primeros momentos el cine era teatro, filmado.)

Respecto a esto, comenta el amigo Julio sobre los erizos,

«[…] que amistosamente cruzaban la carretera en plena noche para buscar bichos, humedad y compañeros al otro lado, y que pudiendo salvarse con un rápida carrera se ovillaban con todos sus pinchos radiando una inocente amenaza para quedar deshechos y desflecados […]»

«[…] en cuanto a los erizos, me entristece su fracaso frente a la tecnología; deslumbrados por los faros de los autos en las carreteras, se quedan tontamente quietos, convencidos de la eficacia de sus pinchos […]»

Julio Cortázar, «Territorios», 1978.